Lunes de shit...

Hoy no fue un buen día, no comenzó bien mi mañana, pues de madrugada no se desde que hora tuve pesadillas, conté tres. No diré de que trataron pero fueron perturbantes y me levante de mal humor.

Me bañe, desayune, platique un momento con Giovanni y eso hizo que las cosas se tranquilizaran un poco y de ahí ahora si, a trabajar como todos los inicios de semana. 

Mi trabajo, se encuentra en un conjunto de oficinas muy lindas, donde para ir a firmar la entrada hay que bajar a un pasillo donde se encuentra la oficina principal, de ahí camino por ese pasillo para pasar por un jardín donde se encuentra una fuente, doy vuelta a la izquierda, después a la derecha subo un escalón, de nuevo vuelta a la derecha, a la derecha otra vez para subir las escaleras hasta el segundo piso donde se encuentra la productora. 

Muy bien podría entrar por otra puerta que esta luego, luego llegando, también con escaleras, mucho más cerca de la oficina principal.... Pero me perdería ver todos los días el jardín.

El caso es que así son todos mis días y hoy no sería la excepción pero.... El fin de semana llovió mucho, y cuando llegue hoy en la mañana a firmar, cual sería mi sorpresa ver todo ese pasillo inundado.... Imposible de pasar.

Pensé, no importa mojarme los pies, es AGUA......

Pero no era agua.

Me llego un olor fétido, y a querer y no lo que brotaba de aquella agua oscura y espesa, no era nada agradable. 

El contador como pudo, entró a su oficina (la principal), hoy fue día de pago, debía estar ahí pues más tarde debía pagar la nomina. 

El caso es que el firmo por todos, conforme fuimos llegando. 

Giovanni me dejo del otro lado, y para mi suerte no estaba inundado. Lo que si era insoportable, fue el olor.

Así transcurrió el día, el olor aunque con todo y que dentro de la oficina tratamos de disfrazarlo con aromatizantes y con la refrigeración, llego un momento en que mi cabeza estuvo a punto de explotar, además de sentirme mareada, con ganas de devolver... En verdad fue algo espantoso.

Cuando por fin salí de ahí, a las 6:30 de la tarde, lo único que quería era correr. 

Por fin ya no había inundación, la cuál duro, prácticamente todo el día, pero que al fin de cuentas ni supe porque sucedió, ya nos dirán. 

Lo que si es cierto es que no pasaré por el jardín en un tiempo hasta que limpien los pasillos, pues ya se han de imaginar los residuos que quedaron ahí.

Lo único bueno de todo esto, es que fue quincena, y creo que eso a cualquiera por muy de mierda que haya estado su día, eso lo hace feliz.





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